Con internet, los conceptos de psicología, que antes no se conocían, vuelan muy rápido por nuestras pantallas. Hace unos años era la “zona de confort”, hace unos meses veíamos las famosas “red flags” en cada publicación y, cada vez, me llega más a consulta el querer conocer más sobre “la niña interior”.
¿A qué llamamos la niña interior?
A lo largo de nuestra vida, vamos transitando diferentes vivencias que van conformando cómo vemos cada uno de nosotros la realidad. Además, a través de la relación con los otros, la educación y el ambiente, nuestra personalidad se va moldeando y, con ella, la manera que tengo de responder y reaccionar al mundo. De esta manera, mi historia de vida, impregna mi presente en todo momento.
Haremos una diferenciación para que se me entienda mejor: vamos a imaginar que mi Yo (lo que soy en todo mi conjunto) se puede dividir en mi Yo-infantil (ese pasado que sigue bañando mi presente), mi Yo-juez (entendido como esa parte que me dice cuales son las normas que rigen el mundo, esa voz autocrítica que todos tenemos) y mi Yo
-adulto (sería mi presente, lo que soy ahora, mi conciencia).
El Yo-adulto actúa y enfrenta el mundo, sin embargo, hay situaciones que movilizan una parte más emocional nuestra y es la que despierta a ese Yo-infantil, es decir, a mi Niña Interior.
¿Cuáles pueden ser esas situaciones? Pueden ser tanto esas que despiertan en nosotros las ganas de juego, de disfrutar, donde nos sentimos espontáneos y sin miedos; como aquellas situaciones en las que me siento abandonada, perdida, siento miedo al rechazo, incomprensión…
Por lo tanto, tenemos una Niña Interior con heridas infantiles, las huellas que dejan las carencias emocionales y los traumas que se dan en la infancia. Cómo podréis imaginar, estas heridas son las que trabajamos en terapia con la metáfora de la Niña Herida.
La Niña Interior es una metáfora que define nuestro auténtico ser, un símbolo de todo el potencial que tenemos dentro y una manera de objetivar o describir el dolor de no haber recibido todo el amor, cuidado y protección que hubiéramos necesitado.”
Victoria Cadarso (2017)
¿Qué supone reconectar con la Niña Interior?
Cardaso (2017) nos dice que “significa recuperar una parte de mí que he dejado bloqueada, oculta, en la sombra. Significa mirar a los fantasmas de frente y acogerlos, porque si son fantasmas es porque no han concluido su proceso, su camino, su paso a otra dimensión. Cuando miramos a los fantasmas de frente, nos hacemos amigos de ellos y les damos la energía positiva que transforma su parte negativa; entonces aquellos pueden pasar a la luz, al amor, a la dimensión que nos transportará más allá.”
La persona que esté o haya estado en un proceso de terapia, esto le sonará, pues, al contrario de lo que mucha gente piensa, la terapia no tiene cómo objetivo primordial “ser más feliz”. Un verdadero estado de bienestar es aquel en el que la persona se conoce y acepta sus emociones agradables y desagradables, las entiende y se las permite y, de la misma manera, acoge sus partes rechazadas para integrarlas dentro de su historia de vida.
Una «parte rechazada» es eso que escondemos de nosotros mismos (a veces de manera inconsciente), son cualidades, emociones o necesidades que reprimimos porque, en algún momento, alguien nos dijo que no estaban bien o que no debían ser vistas. Estas partes rechazadas muchas veces tienen relación con la ira, la dependencia, la vergüenza, el miedo o la soledad.
Reconectar, por lo tanto, supone poder poner palabras a lo que siento, entender por qué a veces una situación nos genera mucho movimiento emocional, reconocer de dónde viene y afrontar el momento con las nuevas herramientas que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra historia; supone ser capaz de disfrutar en libertad de aquello que deseamos; tratarnos desde otro punto de vista, con el autocuidado que quizá no sentimos en algún momento o con el perdón que necesitamos recibir.
Nuestra mente fluctúa entre pasado, presente y futuro y, cuando somos conscientes de esto, podemos observar cómo hay circunstancias en el presente que vemos con gafas del pasado, removiendo emociones que quedaron fijadas.
"Un verdadero estado de bienestar es aquel en el que la persona se conoce y acepta sus emociones agradables y desagradables, las entiende y se las permite y, de la misma manera, acoge sus partes rechazadas para integrarlas dentro de su historia de vida. "
¿Cómo puedo sanar a mi niña herida?
El trabajo con la niña herida es muy profundo y, aunque pueda dar miedo, es muy clarificador. Siempre recomendaré que se trabaje en terapia porque es un viaje por nuestra historia que permite reparar lo que sucedió, contactar con mis partes rechazadas y conectar de nuevo con nuestra parte más espontánea, pero despierta dolor y puede abrir heridas que estaban mal cicatrizadas. A cambio se puede poner luz y conciencia en dinámicas en las que llevamos mucho tiempo inmersos y no logramos cambiar.
Cómo hemos comentado antes, el bienestar no consiste en solo sentir emociones agradables; la tristeza, la ansiedad, el miedo, están ahí como respuesta a lo que ocurre en nuestro mundo interno y externo. Las emociones no son un problema, si no un mensaje que podemos aprender a interpretar y nos movilicen hacia formas de relacionarnos menos dolorosas.
Las heridas no tienen que doler para siempre. Podemos aprender a abrazar a esa niña herida y calmarla para no limitarnos cómo aprendimos en algún momento de nuestra historia.
“Si cambiamos las limitaciones aprendidas, se modifica nuestra experiencia” (Cardaso, V., 2017), lo que nos llevará a ver el mundo desde otra perspectiva, atrevernos a lo que antes no podíamos, anticipar con menos miedo o castigarnos menos por no ser esos niños perfectos que sentimos que debíamos ser.
¿Conoces a tu niña interior? ¿Sabes cómo cuidarla? Recuerda que, si lo necesitas, en A Pleno Pulmón estamos disponibles para
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Esperamos que te haya resultado interesante este artículo. Un fuerte abrazo
Escrito por: Cristina.
Equipo de A pleno Pulmón.
Referencias: Cadarso, V. (2017). Abraza a tu niño interior. La esfera de los libros. .
Agradecimientos a @mccutcheon, @souvenirpixels, @pripicart, @anastasia-shuraeva por su colaboración fotográfica.