Crisis existencial: ¿Qué estoy haciendo con mi vida?

crisis existencial

“Me cuesta disfrutar de las cosas que antes me gustaban”.

“Hay algo distinto en mí que no logro reconocer”.

“Estoy bien, tengo todo lo que necesito, una buena vida, ¿por qué no me siento feliz?”.

“Hay personas que están pasando por situaciones realmente difíciles, no debería sentirme mal por cosas sin importancia”.

¿Te suenan algunas de estas afirmaciones? Si es así, quizás es que estás pasando, o en algún momento de tu vida has pasado, por lo que solemos llamar una crisis existencial.

Podríamos definir las crisis existenciales como esos momentos de nuestra vida en que aparece un conflicto interno, sentimos que algo no termina de funcionar y se manifiesta con una falta de sentido o propósito en nuestras vidas. Suelen ser un punto de inflexión que nos dirige a una búsqueda de identidad que puede llegar a ser muy estresante y fuente de un gran malestar.

En estas situaciones podemos sentirnos realmente paralizadas, perdidas y con preguntas que se van acumulando con respuestas que aparecen borrosas o demasiado lejanas como para descifrarlas.

Muchas personas pasan por esa sensación de vacío. Aunque a veces hablamos de momentos concretos donde es frecuente que aparezca esta sensación de malestar por tratarse de momentos vitales significativos (crisis de la adolescencia, del cuarto de vida, jubilación, divorcio, etc.), la realidad es que puede darse en cualquier edad, independientemente de las condiciones materiales en las que nos 

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 encontramos y no necesariamente tiene que aparecer de forma brusca después de un evento vital muy impactante, sino que puede aparecer de forma más difusa. Por otra parte, la gestión de este conflicto interno puede durar días, semanas o incluso varios meses. 

“Las crisis existenciales son momentos de conflicto interno en que sentimos que algo no termina de funcionar, un punto de inflexión que nos dirige a una búsqueda de identidad que puede llegar a ser muy estresante y fuente de gran malestar”.

¿Qué síntomas que pueden estar asociados a este momento vital?

¡Pincha en cada uno para averiguar más!

Ante la incertidumbre de no saber qué es lo que queremos hacer de ahora en adelante o ante el desconcierto de no conocer el origen de nuestro malestar.

En actividades que antes te gustaban, sensación que todo te aburre, poca ilusión ante nuevos retos y dificultad para seguir con tu rutina habitual. Sensación de vacío e insatisfacción.

Asociados a pensamientos del tipo: “no tengo razones para estar mal” , “lo tengo todo”, “ hay personas que están peor que yo, no tengo derecho a estar así”.

Rumiaciones respecto a decisiones pasadas, sensación de nostalgia y dudas relacionadas con el futuro.

Dificultades para conciliar o mantener el sueño.

No se encuentran la palabras para explicar lo que les está sucediendo.

“Podemos experimentar una crisis existencial en cualquier etapa de la vida, independientemente de nuestra situación o de las condiciones materiales en las que nos encontremos”

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¿Cómo dejo atrás está sensación?

Cómo toda experiencia vital, está sensación pasará pero hay que tener claro que es un momento a transitar, y que todas las emociones que están presentes en estas etapas (aunque puedan ser muy desagradables),  aparecen para comunicarnos que hay algo en nuestra vida que no está bien. Esta es una información muy valiosa que nos permite poner en marcha distintos mecanismos para vivir una vida más acorde a nosotras mismas, nuestras expectativas y nuestras metas.

El principal problema en estas situaciones suele ser que nuestro sentido vital se ha desajustado, aunque quizás ni siquiera seamos conscientes de ello. Una decepción, la pérdida de una expectativa, cambios en nuestra forma de entender la realidad…

Por eso estos periodos de nuestra existencia pueden convertirse en momentos de cambio profundo, porque lo que hacías hasta el momento, la forma en qué lo vivías “ha dejado de servirte”, se ha quedado obsoleta y tu malestar te comunica la necesidad de hacer una revisión para actualizarte.

“Estos momentos de crisis nos permiten poner en marcha distintos mecanismos para vivir una vida más acorde a nosotras mismas, nuestras expectativas y nuestras metas”.

Llegados a este punto es necesario hacer introspección, empezar a mirar adentro: ¿hacia dónde me dirijo? ¿Qué es para mí lo realmente importante en este momento? ¿Mis prioridades han cambiado?

¿Lo que hago está alineado con lo que realmente es importante para mí?

Y aquí es dónde entran en juego nuestros valores. 

Todas sabemos qué son los valores, que es importante tenerlos y defenderlos pero, ¿sabes cuáles son los valores más importante que guían tu conducta?

Dedicar un tiempo a conectar con ellos puede resultar de ayuda. 

Los valores son jerárquicos, así que ser consciente de ellos y su orden según tus prioridades puede ayudarte a tomar decisiones, sobre todo en momentos en que algunos de ellos puedan entrar en contradicción.

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Evalúa en qué medida eres fiel a lo que consideras que es realmente importante. No se trata de que tengas en cuenta lo que está más o menos presente en este momento de tu vida, sino que reflexiones sobre lo que consideras realmente importante para ti en este momento. 

Hay distintas formas de hacer esta evaluación, pero puedes empezar buscando en google un listado de valores y seleccionando aquellos que consideras más importantes. Elige tus 5 valores principales y ordénalos para después puntuar tu grado de satisfacción con ellos.

Podemos imaginarnos los valores como una brújula. Primero debemos saber cuál es nuestro faro, ese “lugar” al que nos dirigimos. Nuestros valores nos permiten ir guiando nuestro camino y reorientándolo si es necesario con nuestras decisiones.

Los valores no son algo estático, sino que pueden ir evolucionando al igual que lo hacemos nosotras. Crecemos, vivimos nuevas experiencias, nuestras prioridades cambian. Por eso no te asustes si te encuentras caminando hacia un nuevo faro que es distinto al que te había motivado a empezar a avanzar, lo importante es moverse sintiéndose alineada con lo que una siente en el momento e ir reevaluando si hacia dónde caminamos es hacia donde realmente queremos ir.

“Los valores no son algo estático, sino que pueden ir evolucionando al igual que lo hacemos nosotras. Crecemos, vivimos nuevas experiencias, nuestras prioridades cambian”

¿Sientes que has perdido el rumbo? Recuerda revisar tu propósito y tus valores.

Si piensas que puedes necesitar un acompañamiento, no olvides que pedir ayuda también es una herramienta de la que dispones.

Si nos necesitas, podemos atenderte a través de nuestro FORMULARIO DE CONTACTO. Además, todos los meses mandamos un email con material de apoyo, si te apetece recibirlos y formar parte de nuestra comunidad te invitamos a que te suscribas a nuestra Newsletter

El Equipo de A Pleno Pulmón.

Escrito por: Èrica.

Agradecimientos a @tomfisk, @arthousestudio, @souvenirpixels y @ninauhlikova por su colaboración fotográfica. 

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