Todas tenemos una vocecita interna que nos habla desde dentro cuando cometemos un error o cuando conectamos con esos aspectos de nosotras que no nos gustan.
¿Alguna vez te has parado a revisar cómo te hablas a ti misma? Te propongo que lo hagas; párate un instante a revisar tu discurso interno.
¿Tratas de ser comprensiva con eso que no te gusta de ti misma? ¿O te criticas por tus fallos y limitaciones?
¿Tratas de ver tus defectos como parte normal de tu condición de humana? ¿O cuándo piensas en tus defectos, sueles sentirte separada del resto de la gente, como si ellos fueran perfectos y tú no?
Cuando te sientes mal, ¿intentas tener una visión equilibrada de la situación, o tiendes a fijarte más en la parte negativa?
¿Te tratas con respeto, cariño y comprensión, como lo harías con una buena amiga, o te machacas como si fueras tu peor enemiga?
¿Te ayudas o te pones la zancadilla?
Si has respondido que sí a la primera parte de cada pregunta, me alegro muchísimo por ti: eres una persona que ya practica la autocompasión. Seguro que esto te ayudará a tener una autoestima más saludable y a enfocar de una manera constructiva tus defectos y errores.
“¿Te tratas con respeto, cariño y comprensión, como lo harías con una buena amiga, o te machacas como si fueras tu peor enemiga?”
Si en cambio te has sentido más identificada con la segunda parte, puede ser que tengas una vocecilla interior muy crítica contigo misma, que no te deja equivocarte y que puede que te haga sentir peor cuando las cosas no marchan bien. Esta voz no es una casualidad, seguramente proviene de partes dolorosas del pasado, y se haya creado al interiorizar mensajes que vinieron desde fuera; puede que esos mensajes provinieran de personas importantes para ti.
Dedicaremos otro artículo para explicar el por qué de esta voz. Es importante que entiendas que no es tu culpa si te identificas con esto. Esta voz crítica tiene su razón de existir y cumplió una función para tratar de ayudarte en algún momento de tu historia. Pero también queremos decirte que no tiene por qué ser siempre así, quizá esa voz ya no te ayuda, más bien, te hace daño. La buena noticia es que es posible adquirir el hábito de hablarte mejor.
A continuación, te explicaremos en qué consiste la autocompasión para que puedas tratar de incorporar esta actitud en tu día a día.
“Esta voz crítica tiene su razón de existir y cumplió una función para tratar de ayudarte en algún momento de tu historia. Pero también queremos decirte que no tiene por qué ser siempre así, quizá esa voz ya no te ayuda, más bien, te hace daño. La buena noticia es que es posible adquirir el hábito de hablarte mejor.”
¿Qué NO es la autocompasión?
Si no conocías el término, puede que la autocompasión te resuene con una connotación negativa, como si tuvieras que sentir pena de ti misma.
Sin embargo, ser autocompasiva no es ser victimista. No se trata de exagerar nuestros problemas, ni sentirnos como si fuéramos las únicas personas que están sufriendo. Esta actitud más que ayudarnos, nos mantendría atrapadas en bucles emocionales que nos impedirían tomar perspectiva.
“[...] ser autocompasiva no es ser victimista. [...] Esta actitud más que ayudarnos, nos mantendría atrapadas en bucles emocionales que nos impedirían tomar perspectiva.”
La autocompasión tampoco es sinónimo de ser autoindulgente. No se trata de hacer siempre lo que nos apetezca sin esforzarnos por hacer las cosas bien. Una actitud autocompasiva nos empuja a cumplir nuestras metas sin caer en la autoexigencia, pero sin caer tampoco en el otro polo en el que careceríamos de autocontrol y de motivación.
“La autocompasión tampoco es sinónimo de ser autoindulgente. No se trata de hacer lo que nos apetezca sin esforzarnos por hacer las cosas bien.”
¿Entonces, qué es la autocompasión?
El concepto de autocompasión proviene de la cultura oriental, concretamente de la escuela de pensamiento budista. En los últimos años, la psicología occidental se ha interesado por esta manera de enfocar las propias limitaciones y la ha estudiado científicamente. Kristin Neff es la investigadora más destacada en este campo.
Según Neff, la autocompasión consiste en tratarnos con amabilidad y reconociendo nuestra humanidad a la hora de ver nuestras imperfecciones. Esta actitud puede ayudarnos a aceptar nuestras limitaciones de una manera saludable. Es normal que haya aspectos de ti que te gusten más y otros que te gusten menos, nos pasa a todas. Lo importante es cómo enfocamos el hecho de que, efectivamente, no somos perfectas, sino que somos humanas.
“[...] la autocompasión consiste en tratarnos con amabilidad y reconociendo nuestra humanidad a la hora de ver nuestras imperfecciones. Esta actitud puede ayudarnos a aceptar nuestras limitaciones de una manera saludable.”
Por ello, para poder desarrollar una actitud autocompasiva, será importante tener en cuenta los siguientes tres aspectos:
- Autoamabilidad
Consiste en tratarnos de forma comprensiva y bondadosa, es decir, tratarnos como alguien a quien queremos. Para ello, tendremos que dejar de juzgarnos con dureza. Esto implica reconocer que somos imperfectas, que a veces nos equivocamos y que no siempre podremos obtener lo que queremos. Cuando nos tratamos de forma amable, nuestro discurso interno se torna más cálido y tratamos de proporcionarnos a nosotras mismas el apoyo que necesitamos en ese momento.
- Humanidad compartida
Este aspecto se refiere al hecho de reconocer que nuestra condición humana es imperfecta. Todas las personas sin excepción cometemos errores, todas tenemos defectos y nos sentimos incapaces en ciertos momentos. Tener en cuenta nuestra humanidad nos ayuda también a evitar comparaciones injustas para nosotras mismas con los demás, como si ellos fueran perfectos y nosotras no lo fuéramos.
- Atención plena
A veces, nos sobreidentificamos con aquello que pensamos o sentimos, como si el hecho de hacerlo significara que es irremediablemente cierto. Esto puede llevarnos a bucles mentales en los cuales nos vamos sintiendo cada vez peor. Una actitud de atención plena consiste en centrarnos en el presente, aceptando aquello que estemos pensando y sintiendo, sin tratar de negarlo o evitarlo, pero con perspectiva, sin dejarnos llevar por ello para no magnificarlo.
¿Cómo puedo practicar la autocompasión?
No es tarea fácil cambiar algo que hemos automatizado, sobre todo si llevamos actuando de esta manera durante mucho tiempo. Pero que sea difícil no lo hace imposible. Como toda adquisición de un nuevo hábito, esto requiere práctica, paciencia y cariño.
Te proponemos que inicies un diario de autocompasión. Cada día, puedes trabajar con una situación que te haya hecho conectar con un aspecto de ti misma que no te guste, o un fallo que hayas cometido. Trata de hablarte con autoamabilidad, teniendo en cuenta tu condición de humana y tratando de dar espacio a tus emociones, pero sin dejarte arrastrar por ellas. Se trata de, poco a poco, ir interiorizando este nuevo discurso contigo misma.
“Trata de hablarte con autoamabilidad, teniendo en cuenta tu condición de humana y tratando de dar espacio a tus emociones, pero sin dejarte arrastrar por ellas.”
Con un acompañamiento terapéutico, puede que este trabajo te sea más liviano. Es posible que, si no sanamos el origen de esa voz crítica, ésta vuelva a aparecer de vez en cuando, por mucho que practiquemos la autocompasión. No dudes en contactar con nosotras si crees que podemos ayudarte. Puedes hacerlo a través de nuestro FORMULARIO DE CONTACTO. . También puedes suscribirte a nuestra Newsletter para recibir material gratuito que te ayudará a conocerte mejor.
Esperamos que te haya resultado interesante este artículo. Gracias por estar ahí.
El Equipo de A Pleno Pulmón.
Escrito por: Marta
Agradecimientos a @belart84, @thought-catalog, @daria y @ketut-subiyanto por su colaboración fotográfica.