En la mayoría de los casos, el insomnio es un síntoma de otro trastorno subyacente, más que una enfermedad en sí. Por este motivo es importante detectar y abordar aquello que me está impidiendo tener un sueño de calidad y no actuar única y exclusivamente en el síntoma.
Es decir, si estoy teniendo problemas para conciliar el sueño porque estoy muy preocupada por resolver unos problemas en el trabajo, puedo establecer una rutina de noche que me ayude a conciliar el sueño, pero si no trabajo en resolver aquello que me genera altos niveles de estrés, probablemente las dificultades para dormir persistirán.
Así que si en este momento estás teniendo problemas en relación a tu descanso, te invitamos a que tomes un tiempo para reflexionar sobre cuál puede ser la causa que lo esté originando y qué acciones puedes tomar para resolverlo.
Distintos eventos vitales pueden causarnos situaciones de estrés que provocan episodios de insomnio transitorios, es decir que estas dificultades están presentes por un breve periodo de tiempo, entre 1 y 3 semanas. Si los síntomas duran más de 3 meses hablaremos de insomnio persistente y puede darse de forma recurrente si en el plazo de un año estos episodios se repiten 2 o más veces.