¿Qué es la Inteligencia Emocional?

Estos últimos años es tarea ardua encontrar una persona cercana a la que no le resulten mínimamente familiar el término Inteligencia Emocional. Desde la ciencia más estricta hasta las tazas en las que desayunamos cada día se habla de alguna forma de emociones, pero ¿qué es realmente la Inteligencia Emocional? ¿A qué nos referimos exactamente cuando hablamos de ella?.

Howard Gardner fue la primera persona en revertir el concepto de inteligencia tradicional (CI). Defendió que cualquier inteligencia era un constructo mucho más complejo, que no podía ser comprendido sin tener en cuenta las áreas biológicas, personales, e histórico-culturales de la persona. Desde aquí desarrolló un total de doce tipos de inteligencia; una de ellas, la Inteligencia Emocional.

Algo más tarde, Daniel Goleman en contacto con sus investigaciones, comenzó a profundizar sobre este tipo de inteligencia. Uno de los aspectos que encontró fue que algunas personas con un alto cociente intelectual (CI) parecían desenvolverse de una manera bastante pobre en su día a día, en contraste con otras de un CI más modesto que resultaban moverse con mucha mayor destreza.

¿Tiene esto que ver con la Inteligencia Emocional? Voy a dejar de lado las conclusiones de Goleman para permitir que juzgues por ti misma/o. Los estudios de Goleman la describen como un constructo formado por habilidades tales como: autocontrol, entusiasmo, perseverancia y capacidad para automotivarse. Lo más interesante de todo esto, es que todas y cada una de estas habilidades pueden ser aprendidas y entrenadas; de tal forma que deja de ser tan determinante la tan temida lotería genética.

Las distintas habilidades que conforman la Inteligencia Emocional pueden ser aprendidas y entrenadas

Asimismo, la Inteligencia Emocional puede desglosarse en diferentes partes:

Las habilidades para desarrollar la Inteligencia Emocional son: Empatía, Autoconocimiento, Autorregulación, Motivación y Habilidades Sociales

John Mayer, un psicólogo de la Universidad de New Hampshire, junto con Peter Salovey de la Universidad de Yale formularon la teoría de la Inteligencia Emocional como “ser consciente de uno mismo (…) ser consciente de nuestros estados de ánimo y de los pensamientos que tenemos acerca de esos estados de ánimo”.

Para Mayer,  existen diferentes tipos de personas en función a su forma de atender o dialogar con sus emociones:

Un buen cuidado y desarrollo de la Inteligencia Emocional permite precisamente esto: desarrollar una atención comprensiva y cuidadosa hacia nuestros propios estados, que funcione como trampolín hacia una alta claridad emocional que pueda reflejarse a modo de prisma en nuestras distintas facetas vitales.

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Alba del Equipo de A Pleno Pulmón.

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