La sociedad evoluciona rápido y nos ha llevado a estar muy desconectados de nuestro planeta.
Si nos remontamos al pasado, nuestros ancestros vivían en estrecha relación con la tierra pero esto ha cambiado, y mucho, y no nos planteamos las consecuencias de perder nuestra conexión (eléctrica) con el planeta.
Fíjate: vivimos en una desconexión permanente, día tras día. Casas, colegios, lugares de trabajo, calles… estamos siempre en contacto con distintos materiales que hacen de barrera del suelo natural y además, aislados de la tierra por zapatos con suela sintética. Podemos estar en medio de la naturaleza pero aislados de ella sin darnos cuenta debido a nuestros zapatos.
Imagina un día cualquiera de tu vida, ¿cuántas veces estás en contacto directo con la superficie del planeta, sin que nada se interponga entre ti y el suelo? Asfalto, madera, hormigón, calzado…
Sabemos que tener momentos en la naturaleza es bueno para nosotras, lo que muchas veces no sabemos es que este contacto directo del que hablamos modifica nuestro cuerpo. Cambia nuestra carga electromagnética y reduce la inflamación, inflamación que causa enfermedades tanto físicas como mentales.
Earthing (o grounding) hace referencia a la conexión física existente entre las frecuencias eléctricas del cuerpo humano y las del planeta. Somos seres bioeléctricos y la tierra posee un campo magnético muy poderoso.