No se trata de vivir la cita como si de un examen se tratara. Si no de pasarlo bien como cuando disfrutas de la buena compañía.
Si hay nervios no sucede nada, úsalo a tu favor, admitirlo desde la broma y el desenfado puede ser sexy.
Ahora bien, recuerda que, para disfrutar, hay que exponerse a ser uno mismo.