EL EFECTO PIGMALIÓN: ¿Lo que piensan de mi afecta a quién soy yo?

Si echamos la vista atrás, a la época escolar, seguramente todas/os podremos identificar a las compañeras/o que encajaban en los típicos roles: la alumna/o que sacaba buenas notas, la que se portaba bien, la que siempre se metía en líos, la que siempre suspendía…

Con motivo del Día Internacional de la Educación (el día 24 de enero) queríamos dedicar este artículo a un fenómeno que tiene especial importancia en las aulas y en la niñez, pero que también podemos extrapolar a otras áreas y momentos de nuestra vida. Es el llamado Efecto Pigmalión.

¿Qué es el Efecto Pigmalión?

El concepto hace referencia a cómo la imagen que la otra persona tiene de mí puede tener una gran influencia en mi rendimiento y en mi conducta. Esta es la razón por la cual es tan importante en la pedagogía, pues según la imagen que estemos reflejando a una niña/o de sí misma/o, podemos influir en su motivación y por lo tanto en su conducta, rendimiento y en última instancia, en su autoestima y la imagen que tiene de sí misma/o. Todo esto en su conjunto es lo que hace que tenga lugar el llamado Efecto Pigmalion.

“Según la imagen que estemos reflejando a una niña/o de sí misma/o, podemos influir en su motivación y por lo tanto en su conducta, rendimiento, y en última instancia, en su autoestima y la imagen que tiene de sí misma/o.”

El Efecto Pigmalión en las aulas

Cuando una persona del equipo docente o figura de referencia (padre, madre) valora, anima y ve a la niña/o capaz, a través de sus actitudes le devuelve un reflejo positivo de sí misma/o, contribuyendo a que tenga creencias positivas sobre sí misma/o y sus capacidades. Esto hará que la niña/o tenga más probabilidades de cumplir sus metas y objetivos al sentirse capaz de hacerlo. 

Si mis figuras de referencia me repiten de manera sistemática lo válida/o, inteligente, o aplicada/o que soy, actuaré de manera que mis actos se correspondan con aquello que me han dicho que soy y puedo llegar a ser y tendré creencias positivas sobre mí misma/o que me permitan alcanzar mis objetivos.

Sin embargo, el Efecto Pigmalion también puede ocurrir a la inversa y convertirse en un obstáculo para la niña/o en cuestión. Si mis figuras de referencia tienen unas creencias negativas sobre mis capacidades, si me ven como “tonta/o”, “vaga/o” o “mala/o”, esto hace que, de manera inconsciente, se asienten en mí esas creencias y me adapte al papel que me han asignado, lo que además alimenta las creencias de quienes me han etiquetado.

 

En este caso, estaríamos generando en la niña/o una creencia negativa sobre sí misma/o. Esta dinámica puede ser muy dañina para la autoestima, ya que, hasta cierto punto, la estaríamos “condenando” a ser esa persona que le decimos que es, aunque su naturaleza no sea necesariamente esa.

“Si mis figuras de referencia tienen unas creencias negativas sobre mis capacidades, si me ven como “tonta/o”, “vaga/o” o “mala/o”, esto hace que, de manera inconsciente, se asienten en mí esas creencias y me adapte al papel que me han asignado, lo que además alimenta las creencias de quienes me han etiquetado.”

El Efecto Pigmalión en la edad adulta

El Efecto Pigmalion no sólo ocurre en las aulas ni en la niñez. También en la edad adulta podemos vernos afectadas/os por este ciclo, ya sea en el trabajo, como en un grupo de amigos, o con nuestra pareja. Esta es la razón por la cual es importante rodearnos de personas que nos den transmitan un mensaje de que somos válidas/os y capaces. Al contrario, si nos rodeamos de personas que nos etiquetan de manera negativa, esto puede afectar a la imagen que tenemos de nosotras/os mismas/os, mermando nuestra autoestima, afectando a nuestra manera de comportarnos y en última instancia a los resultados que obtendremos de nuestra conducta.

“Si nos rodeamos de personas que nos etiquetan de manera negativa, esto puede afectar a la imagen que tenemos de nosotras/os mismas/os, mermando nuestra autoestima, afectando a nuestra manera de comportarnos y en última instancia a los resultados que obtendremos de nuestra conducta.”

 

Hay personas que han sido diana de este efecto de manera sistemática durante su infancia, y que en la edad adulta siguen arrastrando estas etiquetas impuestas. Esto afecta a su autoeficacia (es decir, en ese sentirnos capaces de enfrentarnos de manera eficaz a los retos que nos pone la vida) y de autoestima (es decir, en la manera de quererme a mi misma/o, qué siento hacia mi y cómo me valoro). 


En estos casos, es importante pararnos a identificar si esa creencia – negativa en este caso – que tengo sobre mí misma/o viene de mi o de una etiqueta que me han impuesto. Darnos cuenta de esto es el primer paso para poder sanar y modificar esas creencias limitantes que merman mi autoestima y mi sentimiento de autoeficacia, y que se reflejan en mi manera de enfrentarme a la vida.

Te recomendamos que, si te identificas con esto y sientes que necesitas ayuda, no dudes en pedirla: es el primer paso para sentirte mejor contigo misma.

También quedamos atentas ante cualquier duda o inquietud; estaremos encantadas de atenderte a través de nuestro FORMULARIO DE CONTACTO. Además, todos los meses mandamos un email con materiales gratuitos para que puedas conocerte mejor. Si te apetece recibirlos y formar parte de nuestra comunidad te invitamos a que te suscribas a nuestra Newsletter

Esperamos que te haya resultado interesante este artículo. Gracias por estar ahí.

El Equipo de A Pleno Pulmón.

Escrito por: Marta.

Agradecimientos a Krefe, ivanovgood y Poison_Ivy por su colaboración fotográfica. 

[mc4wp_form id="35"]

Quizá te apetezca profundizar…

Esta página web utiliza Cookies para funcionar correctamente y mejorar tu experiencia de uso. Si continuas navegando por la web, estarás aceptando nuestra política de privacidad.