Aterrizando el autocuidado: ¿por qué no es tan fácil cómo nos lo venden?

Últimamente, las redes sociales están plagadas de #autocuidado y #selfcare, muchas veces, a modo de campaña de productos de belleza o de tratamientos de bienestar. Pero, ¿es eso realmente el autocuidado, o va más allá?

En este artículo, trataremos de dar respuesta a esta pregunta. Definiremos qué es y qué no es autocuidado, y trataremos de explicar por qué a veces es difícil cuidarse a una misma.

¿Qué es el autocuidado?

El autocuidado hace referencia a la capacidad de cuidarse y respetarse a una misma. Un poco de Perogrullo, ¿verdad? Vamos a tratar de ser más precisas.

 El autocuidado consiste en tomar medidas para cuidar de nosotras mismas y de nuestras necesidades. Esto pasa por preguntarme qué necesito y tratar de ser honesta conmigo misma a la hora de responder a la pregunta. Significa llevar a cabo aquellas acciones que me vayan a hacer más bien en este momento. Y,  sobre todo, algo imprescindible, será hacerlo desde una mirada amable conmigo, y no desde la autoexigencia.

autocuidado

“El autocuidado consiste en tomar medidas para cuidar de nosotras mismas y de nuestras necesidades. Esto pasa por preguntarme qué necesito y tratar de ser honesta conmigo misma a la hora de responder a la pregunta.”

Para poder cuidarme, necesito priorizarme. Necesito ser consciente de la responsabilidad que tengo en mi propio bienestar, y cómo esto también tiene un impacto en el bienestar de mis seres queridos y de mi comunidad,  en última instancia.

No existe una clasificación cerrada, pero podríamos decir que existen distintos tipos de autocuidado:

  Autocuidado físico: incluye el ejercicio físico, la alimentación, el sueño, cuidarme la piel, descansar si estoy enferma… en definitiva, los hábitos saludables para la salud del cuerpo.

  Autocuidado emocional: se refiere a el diálogo interno, a cómo nos hablamos a nosotras mismas, a dar espacio y validez a nuestras emociones.

  Autocuidado social: este tipo de autocuidado incluye el tener relaciones de calidad, permitirme distanciarme de las personas que me dañan, la comunicación, pedir ayuda cuando la necesito, cuidar a los demás sin dejar de ponerme a mí misma como una prioridad.

Parece simple, ¿o no tanto?

¿Por qué se me hace tan difícil cuidarme?

Como todo lo que no estamos acostumbradas a hacer, empezar a cuidarse puede resultar una tarea más bien complicada. La dificultad del autocuidado reside, por un lado, en mantener a raya a esa vocecita autoexigente y machacona que muchas llevamos dentro, y por otro, en que cada persona es un mundo, y por ello, cada una necesitará un autocuidado diferente. Y no sólo eso, sino que la misma persona, en diferentes momentos, puede necesitar cosas distintas.

Veámoslo con un ejemplo.

Imagina que estamos a jueves por la noche. Te metes en la cama y te notas muy agitada, algo no va bien. Incluso sientes ganas de llorar. Has tenido una semana muy intensa, con muchas horas extra de trabajo, has hecho varios favores a tu familia, has estado muy preocupada por algunas dificultades que han surgido en la oficina… te está costando dormir, y no sabes qué hacer.

Lo primero que te puede ayudar a adoptar una actitud de autocuidado es parar a escucharte. Identificar todos esos factores que nos han llevado al agotamiento emocional no siempre es tarea fácil. Pero cuanto mejor me conozca, cuanto más me escuche, mejor podré cuidarme.

Para ello, necesitaré tomar una actitud amable y compasiva conmigo misma. El autocuidado también pasa por ahí. Si yo, ese jueves por la noche empiezo a

autocuidado

decirme: “ya estoy otra vez con mi dramatismo, no aguanto nada, tampoco ha sido para tanto, odio ser tan débil”, ¿crees que me sentiré mejor o peor que antes de decirme esas frases? ¿Crees que esta manera de hablarme me incitará a llevar a cabo acciones amorosas hacia mi misma o al contrario?

“[...] cuanto mejor me conozca, cuanto más me escuche, mejor podré cuidarme. Y para ello, necesitaré tomar una actitud amable y compasiva conmigo misma.”

¿Y si, en vez de criticarme por estar abrumada emocionalmente, pruebo a acoger lo que siento? Podría tratar de decirme: “claro, es que esta semana ha sido muy dura, no has tenido ni un ratito para ti, estás agotada, es normal”. Desde ahí, las cosas que puedo llevar a cabo después cambian mucho. Somos conscientes de que, este primer paso, ya es un paso difícil de dar si estoy acostumbrada a hablarme de la otra manera.

Volviendo a las acciones que puedo llevar a cabo, como comentábamos antes, algo que complica el autocuidado es que no existe una fórmula perfecta que funcione siempre y para todo el mundo. ¿Qué funcionaría para mi ese jueves por la noche? En vez de quedarme metida en la cama, machacándome y dando vueltas a todos los problemas que se me echan encima, podría tratar de hacer el ambiente más agradable, a ver si así consigo conciliar el sueño. Me podría preparar una infusión caliente, podría escribir en mi diario sobre esas cosas que me están generando malestar para darles salida, podría poner unas gotitas de esencia de lavanda en mi almohada, masajearme las sienes, poner música tranquila… Y así podríamos seguir la lista de manera infinita. Lo que a mi me funciona no tiene por qué funcionarte a ti. Y no sólo eso, sino que, lo que un día me sirve a mí, otro día puede no servirme tanto. Por eso, la autoescucha es imprescindible en el autocuidado. 

“Lo que a mi me funciona no tiene por qué funcionarte a ti. Por eso, la autoescucha es imprescindible en el autocuidado. Y no sólo eso, sino que, lo que un día me sirve a mi, otro día puede no servirme tanto.”

Imagina que llega el viernes, y aunque el jueves conseguí dormirme y descansar, todavía arrastro cansancio de la semana. Había quedado con mis amigas en ir a tomar algo esa noche. ¿Es eso lo que necesito? Pues puede que sí, puede que no. Puede que necesite quedarme en casa tranquila viendo una peli, y cancelar el plan con mis amigas. O puede que, si me quedo en casa, esto me lleve a aislarme y no dar salida a mis emociones, y lo que realmente me vendría bien hoy es quedar con mis amigas, poder desahogarme y divertirme un rato, para desconectar de todo lo demás. Depende del día, depende de las amigas con las que haya quedado, depende de mi nivel de energía, depende de muchas cosas, será mejor para mi que haga una cosa u otra.

Por eso el autoconocimiento es otra base del autocuidado, y esto pasa por un proceso inevitable de ensayo-error. Cuanto más practique el autocuidado, más fácil me será identificar lo que necesito en cada momento y acertar más veces a la primera. Pero autocuidado también será que, si no he acertado, me permita reconducir el día. Quizá quede con mis amigas ese viernes, pero al estar allí me note que necesito estar sola, y me quedo sólo un ratito para, después, poder disfrutar de mi plan de peli y manta.

“El autoconocimiento es otra base del autocuidado, y esto pasa por un proceso inevitable de ensayo-error. Cuanto más practique el autocuidado, más fácil me será identificar lo que necesito en cada momento y acertar más veces a la primera.”

autocuidado

¿Qué no es autocuidado?

Autocuidado no es:

  • Estar bien todo el rato, se trata más bien de no ponérmelo más difícil cuando estoy pasando por un momento complicado.
  • Autoexigirme de manera desmesurada, sobre todo queríamos hacer un apunte respecto al autocuidado físico. No podemos olvidar la violencia estética a la que estamos sometidas. Quizá un día autocuidado sea ir al gimnasio, y otro día sea permitirme quedarme en casa descansando.
  • Autoindulgencia. Dejarme siempre llevar por lo que me apetece puede acabar haciéndome sentir peor. A veces, necesito un empujoncito, como por ejemplo, un día que no me apetece salir con mis amigas pero después me alegro de haber ido y vuelvo a casa más animada.

Y retomando la pregunta del inicio, ¿es comprarme esa mascarilla facial autocuidado? ¿es comprar un bono de 5 sesiones de masaje tailandés? Pues depende de cuándo y de para quién. Darse un capricho entra dentro de las actitudes de autocuidado, sobre todo si sabes que esas actividades a ti te hacen sentir bien. Pero que no sea porque esa campaña publicitaria te lo dice. La respuesta está dentro de ti.

Esperamos que te haya resultado interesante este artículo. Si crees que podemos ayudarte, puedes ponerte en contacto con nosotras a través de nuestro FORMULARIO DE CONTACTO.  Gracias por estar ahí.

Un abrazo,

El equipo de A Pleno Pulmón.

Escrito por: Marta.



Agradecimientos a @karolina-grabowska, @meruyert-bissimbayeva, @tkirkgoz por su colaboración fotográfica. 

[mc4wp_form id="35"]

Quizá te apetezca profundizar...

Esta página web utiliza Cookies para funcionar correctamente y mejorar tu experiencia de uso. Si continuas navegando por la web, estarás aceptando nuestra política de privacidad.