Desde nuestro trabajo puedo decir que el amor nos hace humanas, humanos, y que la complejidad que tenemos como especie se me hace incomtemplable sin esta emoción.
Pero no voy a negar que me entristece ver dos cosas. Una, cómo hablar de amor se reduce una y otra vez a hablar de relaciones de pareja; y dos, cómo desde la cultura confundimos amor con posesión, con culpa, con miedo, con fusión absoluta o con una entrega que roza la ciencia ficción. Cuando aparecen casos de dependencia emocional y/o violencia machista entre otros, es frustrante que uno de los puntos a trabajar sea deshilar canciones, películas, cuentos y en definitiva, mitos de todas aquellas historias que nos han repetido tantas veces.